La estadística es una herramienta fundamental para la investigación científica e igualmente válida en el caso de la investigación educativa. De aquí que las universidades incluyan en sus planes de estudios asignaturas de contenido estadístico, que frecuentemente encuentran una continuidad en la formación investigadora.
Las estadísticas, desde esta percepción, se traducen en un conjunto de datos numéricos recogidos sobre una realidad o a los productos de su procesamiento a través de la aplicación de un método sistemático de trabajo. El estadístico, por tanto, aparece como alguien que recopila grandes cantidades de información cuantitativa y después consigue obtener valores numéricos representativos de esa información, los cuales permitirán tal vez fundamentar la adopción de medidas de tipo político, económico, administrativo entro de la propia estadística.
El estadístico, según Glass y Stanley (1980), ha sido tachado de mentiroso y se le ha acusado del delito de ejercer el arte de mentir con estadísticas, manteniendo una apariencia de objetividad y veracidad.